11 sept 2014

Ana Botella… ¿nuevo “despido en diferido”?


“Despido en diferido”: Dícese del despido que interesa vender a la ciudadanía para soltar lastre o desvincularse de determinadas personas o personajes, pero que se prolonga “oculto” en el tiempo para devolver los favores pendientes o por miedo a que el “despedido” hable más de la cuenta.
El Partido Popular aplicó este concepto en el caso Bárcenas, cuando al descubrirse la trama corrupta de la cajaB, los SOBREsueldos, Suiza y demás irregularidades de tesorería, intentaron desvincularse del escándalo, alegando que este “ser” ya no trabajaba para el PP, aunque la realidad era otra, ya que como se demostró, Bárcenas seguía en sus filas, continuaba cobrando su elevada nómina y acudía asiduamente a su despacho en Génova 13.
Ahora recuperan estrategia con Ana Botella. Intentan desvincularse de las múltiples manchas de la alcaldesa en la gestión de Madrid con una nueva versión de ese “despido en diferido”, como si anunciando que no se presentará a las próximas elecciones, pudiesen borrar del historial del Partido Popular “su ficha” y, con ella, las torpes políticas aplicadas en la capital. La han “despedido” pero sin mandarla a casa. Los madrileños tendrán que seguir “aguantándola” hasta los comicios de 2015.
Pero no nos engañemos, estos que ahora parecen querer alejarse de Ana Botella y la han obligado “en diferido” a retirarse, son los que la han respaldado a ultranza en los sucesivos casos en los que su dimisión era más que indiscutible y que han defendido y jaleado cada una de sus decisiones políticas. Por lo tanto, aunque intenten desvincularse son parte responsable de la pésima gestión de la Capital.
Cierto es que ha sido Ana Botella quien ha liderado este breve y accidentado periodo de la historia de Madrid. Un periodo en el que a nadie ha dejado indiferente ni por su forma de actuar, ni por su peculiar forma de explicar sus acciones, dejado “grandes frases” para el recuerdo.
El resultado de su gestión más trágica tiene nombre propio. El nombre de cinco chicas: Katia, Rocío, Cristina, María Teresa y Belén. Tras la tragedia del Madrid Arena, Ana Botella tenía que haber presentado su inmediata dimisión. Gestionar la tragedia como ella lo hizo no tiene nombre, o sí, pero no debo escribirlo aquí. No quiero ni pensar en esos familiares y amigos de las cinco jóvenes que perdieron la vida, al descubrir, que la máxima responsable, la señora Botella, había viajado a un spa horas después de la tragedia. Toda la capital estaba conmocionada con lo sucedido, llorando a las víctimas, mientras la alcaldesa se relajaba en un balneario en Portugal. Este hecho se llevó por delante al vicealcalde, dos delegados, y supuso la dimisión del jefe de policía, pero a Ana Botella intacta, blindada por esos que ahora la defenestran.
Su gestión más cómica llegó en la presentación de la Candidatura Madrid 2020. El ya famoso y parodiado “A relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” recorrió medio mundo e inundó las redes sociales mientras los madrileños asistíamos atónicos al ridículo mundial que la Candidatura de Madrid estaba haciendo de la mano de su alcaldesa. Fracaso que a ella, orgullosa de su discurso en “spanglish”, parecía no importarle en absoluto, ni tan siquiera porque por tercera vez consecutiva, y tras la millonada invertida, Madrid se quedaba, una vez más, sin los Juegos Olímpicos.
Su gestión más "sucia" surgió con la huelga de la limpieza, su "Gamonal" particular, que tuvo a la capital trece días con la basura amontonada en las calles. Nuestra protagonista parecía estar más interesada en mantener un innecesario pulso de poder con los trabajadores del servicio, que en resolver el problema. Sus propios compañeros de partido "dejaron caer" su poca eficacia y solvencia a la hora de gestionar el conflicto. Por no hablar de su gestión más ridícula como fue anunciar a bombo y platillo la puesta en marcha de BiciMad y tras ser la propia alcaldesa, muy elegante y dispuesta, la responsable de inaugurar el servicio y hacerse la pertinente foto, fue un auténtico "pinchazo", ya que se tardó dos semanas en resolver los problemas y poder poner el servicio en funcionamiento.
Otro de los asuntos que han empañado la trayectoria de la señora Botella, es su gestión del problema del arbolado. El dramático balance a este respecto en Madrid es de 2 fallecidos y 5 heridos por la caída de más de una veintena de árboles o sus ramas. Una vez más se pone en entredicho si las políticas aplicadas por la alcaldesa, sus implacables recortes y la reducción del personal encargado del mantenimiento de los jardines (228 jardineros menos), son pieza clave o no en lo que ahora está ocurriendo.
Desde luego, un lastre para el Partido Popular, del que cualquiera querría desvincularse con semejante carta de presentación. El PP no quiere a Ana Botella aunque lo intente disimular jugando al despiste con la teatral puesta en escena del otro día, con esa renuncia pública, que no es más que un intento para distraernos. Pero no evitarán que los ciudadanos recordemos que fueron ustedes, los mismos que ahora la "echan en diferido" los que urdieron la estrategia que la llevó, sin pasar por las urnas, a la principal alcaldía española. No olvidaremos que son igual de responsables que ella de la mala gestión de Madrid. Los mismos que, a pesar de ahora no quererla para ustedes, la siguen manteniendo en el puesto... para nosotros.
Esperemos que con la marcha de Ana Botella, con el nuevo candidato del PP no se cumpla el dicho… “alguien vendrá que bueno te hará”.

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