8 mar 2011

Antes de ganar... hay que jugar el partido

Se las prometen muy felices los dirigentes del PP y ya se ven ganadores de todos los comicios a juzgar por sus declaraciones, las de ellos y de los medios de comunicación que son afines. No se ruborizan en manifestar, que todo está mal, que lo van a arreglar, mientras se cuidan muy mucho de dar pista alguna sobre el cómo lo van a conseguir. De momento la estrategia está clara, que otros hagan el trabajo y ellos a “dejarse llevar”.

Cierto es que las encuestas les conceden un margen como para que les permitan ser optimistas, ventaja que deberían emplear en concebir y explicar esas soluciones maravillosas que pregonan en abstracto.

La situación económica, sobre todo, ha ido desgastando a un gobierno del estado que se ha visto obligado a tomar decisiones, en algunos casos poco populares pero necesarias, mientras el Partido Popular permanecía inmutable. Un Partido Popular tumbado al sol esperando que le lleguen los votos, convencidos de que esa es la mejor forma de obtener el poder, quizá su verdadero y único objetivo, obtener el poder en lugar de trabajar para mejorar el servicio público. Y así se quedan, quietos, gran estrategia no la vayan a fastidiar con alguna propuesta.

Los votantes de izquierda, más críticos generalmente que los de otras formaciones, con las actuaciones de los líderes que nos representan podremos sentir cierto desencanto, pero no nos lo podemos permitir con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de un par de meses. Está en juego la adecuada gestión de nuestros vecinos más próximos, y para cuatro años, que pueden hacerse demasiado largos, según el encargado de regir estas administraciones.

Necesitamos que las personas que rijan la comunidad, que gobiernen nuestras ciudades, desarrollen una política de desarrollo basada en la solidaridad, que apueste seriamente por los servicios fundamentales, que mejoren la educación pública, que luchen por la sanidad pública hasta situarla en el lugar de prestigio que le corresponde. Necesitamos que aborden las reformas con decisión, abarcando desde la racionalización del gasto público hasta una política energética en comunión con el medio ambiente, siempre desde las ideas progresistas. Todos los que creemos que una política así es posible, yo estoy segura, debemos desperezarnos, sacudirnos el polvo acumulado a causa de la desilusión y movernos, ponernos en pie de nuevo.

El PP, en su prepotencia, no se aplica en consolidar esa ventaja que se le otorga. No se ruboriza al presentar este o aquel candidato que lapidarían si ocurriese en otro partido, siempre en la firme creencia de que vayan a arrasar y obtener, no sé qué perdones de las urnas. La Izquierda de cada Comunidad Autónoma, de cada uno de nuestros pueblos o ciudades, no puede permitirse el lujo del desencanto, verdadera fuerza electoral de los populares.

No importan las encuestas. Se tiene que jugar el partido para saber quién gana la Copa, y, con todos los jugadores en el campo, la victoria es nuestra.